La universidad explora su lugar en el ecosistema científico
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La universidad explora su lugar en el ecosistema científico
Desde 2014, cada año el ITESO hace una pausa para reflexionar sobre los retos y horizontes hacia donde deben caminar su investigación y sus posgrados para responder “con eficacia a las exigencias de estos tiempos”, dijo Luis Marrufo, director general académico.
Édgar Velasco
“Nadie se baña dos veces en el mismo río” debe ser una de las sentencias filosóficas más reconocidas por todas las personas. Atribuida a Heráclito de Éfeso, sirve para ejemplificar cómo el cambio constante es algo inherente e ineludible para las sociedades humanas. También sirvió para que Bernardo Masini diera la bienvenida a las personas participantes en el Encuentro de la Investigación y el Posgrado, que tuvo como sede el Auditorio M y que en su edición 2025 tuvo como tema central el rol del ITESO en el ecosistema científico mexicano.
La cita del filósofo presocrático fue usada por Masini, titular de la Dirección de Investigación y Posgrado (DIP), para dar la bienvenida a la inauguración del encuentro. Después dijo que la reflexión sobre estos dos ámbitos de la universidad —la investigación y el posgrado— son objeto de reflexión constante: la pregunta de cuál es el rol del ITESO, mencionó, es una que ya se han hecho en ocasiones anteriores, pero el entorno cambiante lleva a recalibrar la mirada para preguntarse “cuál es el rol que jugamos, cuál es el que nos gustaría jugar y a cuál estamos llamados a la luz de las Orientaciones Fundamentales del ITESO” (OFI).

El académico puso en relieve la importancia de abrir a otras miradas el trabajo que realiza la universidad para, dijo, “ver lo que no vemos”, y también resaltó el interés por involucrarse más todavía con el proyecto de las autoridades estatales en materia de ciencia. Anticipó que en 2026 se cumplirán 50 años de los posgrados del ITESO, razón por la cual el programa contempló una mesa para que actores de diferentes ámbitos pusieran en común qué puede esperarse de esta área de la universidad. El programa también incluyó reflexiones sobre ética en la investigación en los tiempos de la inteligencia artificial generativa, el rol del llamado transacademic manager y los espacios de colaboración entre gobierno, iniciativa privada y academia.
Para concluir, Masini señaló que si bien “los tiempos que corren no son los mejores para la ciencia”, es importante “pensar los dolores del mundo como retos que no son ajenos a la comunidad académica”.
Luis Marrufo Cardín, titular de la Dirección General Académica del ITESO, destacó que los temas que se abordarían durante el encuentro son “no sólo muy importantes, son de lo más urgentes para responder con eficacia a las exigencias de estos tiempos”. Mencionó la importancia de la colaboración interinstitucional entre gobierno, iniciativa privada y academia, cuyo trabajo conjunto aporta “no sólo elementos para dilucidar los retos para los posgrados del ITESO, sino para abrir horizontes a donde caminar con pasos más decididos en el ecosistema científico mexicano”.

Marrufo Cardín compartió dos reflexiones. La primera, sobre la importancia de que la actividad científica aleje “la tentación de mostrar su fuerza y su verdad”, sino que más bien asuma la tarea de “descubrir, interpretar y comprender”, buscando la verdad “más allá de intereses particulares”. La segunda, sobre la contradicción que viven las universidades entre la búsqueda de la libertad y la dominación del mercado. Y es que, dijo, por un lado, deben formar personas con habilidades profesionales para resolver problemas y, al mismo tiempo, personas autónomas, críticas y realistas que puedan, como se apunta en las OFI, “autotrascenderse, inventar preguntas, ayudar a los demás y ayudar, sobre todo, a los más frágiles” para, añadió el académico, “convertir el mundo en una casa común, que sea más humano y un mundo donde quepan muchos mundos”. Y concluyó su intervención diciendo que “crear presupone actividad, presupone solicitud y presupone amor por lo que se crea”.
Diálogo para construir conocimiento colectivo
En el ánimo de la reflexión de hacia dónde han de dirigirse el posgrado y la investigación en el ITESO, una pregunta básica tiene que ver con la pertinencia. Y a ella estuvo dedicada la tercera actividad del programa. Para tratar de responderla, o al menos para arrojar algunas luces sobre ella, se realizó el panel “Pertinencia de los programas de posgrado en el actual ecosistema de generación de conocimiento”, que convocó a representantes de la industria, el gobierno, la academia y la sociedad civil organizada.
Jesús Palomino Echartea, gerente general de Intel-Guadalajara Design Center (Intel-GDC), comenzó su intervención diciendo que, a través de sus programas de licenciatura y posgrado, desde hace 20 años el ITESO ha sido un socio estratégico. “El éxito de Intel en México se debe en gran medida al apoyo del ITESO”, indicó el representante de la industria en el panel. Para su intervención, compartió cuáles son las cuatro características que buscan al momento de contratar: primera, que la persona conozca bien la ingeniería de su área de conocimiento; segunda, identificar cómo aprende más allá de las aulas; tercera, sus habilidades para trabajar en equipo y en colaboración, y cuarta, su capacidad para innovar y desarrollar tecnología. “Esperamos que estas cuatro características se desarrollen en la licenciatura y se fortalezcan en el posgrado, entonces, un posgrado es pertinente cuando apuntala estas cuatro áreas”, mencionó Palomino Echartea.

En representación del gobierno tomó la palabra Fanny Valdivia Márquez, subsecretaria de Educación Media Superior del gobierno de Jalisco. Ella dijo que el posgrado debe formar a las personas no sólo en el conocimiento tecnológico, sino también en la parte humana. En ese sentido, añadió, “el posgrado debe responder a una visión técnica, pero también a una visión humana de la formación de la persona”, para lo cual debe ser flexible para alentar la creatividad en la parte académica.

Sylvia Schmelkes del Valle, profesora de la Ibero Ciudad de México, tomó la voz por la academia. Advirtió que iba a “ser irreverente” y declaró que era necesario tener en cuenta que “nuestro modelo de posgrado es el mismo que con el que iniciamos, aun cuando el mundo ha cambiado muchísimo. Cambiamos el contenido, sí, pero el modelo sigue siendo igual”. También mencionó que la disminución de los apoyos económicos desde el gobierno ha traído como consecuencia que sólo cursen estudios de posgrado quienes pueden pagarlo, lo que ha generado una reconfiguración demográfica interna. Hizo énfasis en la necesidad de que la investigación esté presente de manera permanente en los posgrados y manifestó que otro reto es que no hay un seguimiento después de los estudios. “No sabemos qué pasa con los posgrados porque no hacemos seguimiento con los egresados ni con los empleadores”. Por otra parte, continuó Schmelkes, los problemas complejos que se viven en estos tiempos “no necesitan especialización, sino interdisciplina”, por lo que es necesario buscar una formación que apueste por la inter y la transdisciplinariedad. “No nos tenemos que adaptar, porque eso nos hace ser reactivos, sino que debemos tener una actitud más proactiva y coproducir soluciones con las personas”, concluyó la académica.

La última en tomar la palabra, por la sociedad civil organizada, fue María González Valencia, directora del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (Imdec). Ella también reconoció el trabajo que realiza el ITESO junto con las organizaciones de la sociedad civil y dijo que es importante que los posgrados fortalezcan los enfoques críticos que respondan a los contextos global y local, que pongan énfasis en el desarrollo regenerativo, tanto social como medioambiental; que apuesten por la justicia social, climática y ambiental, por los derechos humanos y la equidad; enfoques que formen “agentes de cambio social para enfrentar la realidad y proponer soluciones”. González Valencia también sentenció que es necesario que las investigaciones “no sólo sirvan para obtener el grado y se queden archivadas, sino que realmente incidan en la realidad social”, además de que la organizaciones, comunidades y movimientos sociales dejen de ser vistos “como objetos de estudio y sean vistos como sujetos de transformación y agentes de cambio”.

En una segunda ronda de intervenciones, las cuatro personas del panel —que fue moderado por Marai Colmenares, coordinadora de Posgrados del ITESO— coincidieron en mencionar la importancia de un diálogo que involucre a actores de los cuatro ámbitos, es decir, a la academia, a la sociedad civil organizada, a la iniciativa privada y al gobierno. “La colaboración es la respuesta. Entre más actores estén presentes, mejor será esa respuesta”, dijo Schmelkes, quien también se refirió a otra idea en la que coincidieron: el problema a investigar debe estar en el centro de la discusión, para lo cual lo mejor es “traer a la mesa a quienes sufren el problema”. En ese sentido, redondeó María González, el diálogo debe hacerse “desde el reconocimiento de la equidad y la igualdad de todos los sectores y reconocerlos como complementarios. Hay que poner en el centro proyectos de investigación que respondan a problemáticas sociales y a partir de eso construir conocimiento desde la colaboración”.